El sector del transporte urbano en el Perú ha venido enfrentando una grave crisis de seguridad, caracterizada por extorsiones, asesinatos de conductores y ataques a unidades. En este contexto, varios gremios de transporte convencionaron un paro de actividades para el martes 4 de noviembre de 2025, como medida de protesta. Este artículo analiza la convocatoria, los motivos, los actores implicados, las divergencias internas y sus posibles consecuencias para la movilidad urbana, la acción estatal y el tejido social.
Marco contextual y antecedentes
Seguridad en el transporte urbano
En 2025, el país ha reportado un incremento notable de homicidios de conductores de transporte público, vinculados a la extorsión por parte de bandas criminales. Por ejemplo, se señala que durante ese año ya se registraron asesinatos que afectan al sector, lo cual ha generado alarma social.
Asimismo, los gremios señalan que estas agresiones se producen incluso en contextos de estado de emergencia decretado por el Estado para Lima Metropolitana y Callao.
Convocatoria de paro
Los medios indican que el paro fue convocado por gremios como Transportistas Unidos (TU) y Corporación Nacional de Empresas de Transporte del Perú – Conet Perú, con modalidad de “apagado de motores” y marcha moderada, como señal de duelo y protesta.
El motivo declarado es la exigencia de respuestas efectivas del Estado frente a la inseguridad que afecta al transporte urbano.
Desarrollo del caso
Actores y empresas adherentes
Entre las empresas y líneas de transporte que han anunciado su participación en la paralización están: Empresa de Transportes Nueva América, Empresa de Transportes “La 50”, Empresa de Transportes “La 41”, entre otras. Se estima que más de 8.000 buses de cerca de 300 empresas de transporte urbano de Lima y Callao podrían verse afectadas por la medida.
Divergencia interna del sector
No todos los gremios se suman al paro. Al menos ocho gremios, que representan un porcentaje importante del transporte formal, anunciaron que no acatarán la medida.
Esta división interna evidencia tensiones entre quienes apuestan por la protesta inmediata y quienes prefieren diálogo y colaboración con el gobierno.
Motivos explícitos de la protesta
- Los gremios denuncian que los acuerdos firmados con el gobierno (por ejemplo, después de la paralización del 6 de octubre) no han sido cumplidos.
- Señalan que la extorsión, amenazas y asesinatos han continuado pese al estado de emergencia.
- Reclaman medidas concretas como protección para conductores, captura de las bandas, beneficios para las familias de víctimas.
Análisis crítico
Impactos sobre la movilidad urbana
La paralización parcial o masiva de unidades de transporte urbano tendrá un impacto significativo en la movilidad de la capital, afectando incontables usuarios, generando congestión, retrasos y costos adicionales. En especial, en avenidas principales de Lima norte, sur y este.
Legitimidad de la protesta
Desde una perspectiva sindical y de derechos laborales, la protesta tiene fundamentos: el sector expone que sus condiciones de seguridad son inaceptables, lo cual afecta su derecho al trabajo en condiciones de seguridad. No obstante, la interrupción del servicio público plantea dilemas de proporcionalidad: los usuarios también sufren, y hay riesgo de afectar a terceros.
Limitaciones y riesgos
- La fractura gremial puede debilitar la medida y dar ventaja al Estado para dividir al sector.
- Si la protesta degenera en bloqueos o violencia, se corre el riesgo de pérdida de legitimidad y de respuesta represiva.
- Una medida sin seguimiento efectivo puede convertirse en simbólica y vacía, generando frustración adicional.
- Las demandas por seguridad estructural requieren acciones de largo plazo; el paro solo pone presión a corto plazo.
Papel del Estado
El gobierno peruano enfrenta el reto de articular respuestas urgentes (inteligencia policial, captura de bandas, protección de conductores) con reformas estructurales (formalización del transporte, fortalecimiento institucional, prevención de la extorsión). La protesta del 4 de noviembre aumenta la exigencia sobre la autoridad.
Conclusión
La convocatoria al paro de los transportistas urbanos para el 4 de noviembre de 2025 en Lima y Callao representa una reacción del sector frente al grave problema de la inseguridad, extorsión y asesinatos de conductores. Aun cuando cuenta con un fuerte componente legítimo de defensa de derechos laborales y seguridad, enfrenta serias tensiones internas y desafíos en su eficacia. Su éxito dependerá de la capacidad de articular la protesta con resultados concretos y del grado de respuesta estatal. Un paro que moviliza miles de unidades y empresas puede generar un efecto simbólico poderoso, pero si no produce cambios tangibles, el desgaste puede ser mayor.
Para avanzar, es necesario un diálogo real y procedimientos verificables, así como la participación de todos los gremios, para evitar fragmentaciones que debiliten el reclamo. En última instancia, la protesta será tan efectiva como lo sea su capacidad de traducir en acciones de protección, justicia y reordenamiento del sector.
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